El Rey León 4

Era una mañana normal para Kopa, que vivía en la selva desde que Zira trató de matarlo. Vivía con Tojo, que estaba feliz de tener un amigo. Pero él no sabía que el joven león era el hijo de su viejo amigo, Simba.

- ¡Oye, Kopa, esta el desayuno!
- Bueno, ya me despierto - respondió el joven león, se levantó y comió.
- ¿Qué quieres hacer hoy, Kopa?
- No lo sé... Tal vez aburrirme y recordar mi triste pasado.
- ¡Ya basta de decir eso! ¿No me puedes contar que te sucedió?
- No me creerías...
- ¡Sí lo haría! Si me contarías, harías a tu padre adoptivo muy, muy feliz.
- Bueno, esta bien. Ponte cómodo que va a...
- ¿Dura mucho la historia?
- ¡Solamente siéntate, ponte cómodo y no interrumpas! - Kopa hizo que Tojo se sentara.
- Todo comenzó cuando era un cachorro. Estaba solo, muy solo... Zira me encontró y bueno, me hirió completamente. Me encontraste, y me curaste.
- ¿Quiénes son tus padres?
- Simba y Nala, los...
- ¡Simba, Nala! ¡Los conozco!
- ¡No puede ser!
- Ellos fueron mis amigos de la infancia, además de Malka, Tama, Chumvi y Kula.
- Jamás oí hablar de ellos. ¿Qué es de su vida?
- Se reunieron todos y crearon un pequeño Orgullo, lejos de todas las tierras conocidas. Pero no importa, ¡Eres el futuro Rey y todos creen que estas muerto!
- Pero jamás podré volver, estamos perdidos.
- ¡No! Es que yo no quise volver a las Tierras del Reino. Pero necesitamos volver. Por Simba, Nala y por el bien de todas las tierras.
- Bueno, volvamos para ver lo que queda de mi hogar.

Cuando llegaron, se encontraron con Kovu y Kiara presentando a sus gemelos: Shani, de ojos verdes y con el mismo color de Scar y Malka, similar a Simba, solo que tenía ojos verdes al igual que su hermana gemela. Rafiki alzó a los dos cachorros a lo alto, y Mufasa los llenó de luz. Luego, Rafiki bajó a los cachorros y los llevó con sus padres.

- Oye, Kopa, ¿Sabes quiénes son esos dos de ahí? - Preguntó Tojo.
- Son Kiara y Kovu... Kiara es mi hermana, y Kovu es hermano de... ¡Vitani!

Vitani se acercó a Kovu y luego, Simba y Nala se acercaron. Kopa no pudo contener las lágrimas de tristeza, y al mismo tiempo de felicidad.